El recortador David Ramírez “El Peque” sufrió el pasado sábado un “traumatismo craneoencefálico con herida inciso contusa ciliar derecha y herida en mano izquierda” durante la lidia del cuarto toro del concurso de recortadores que se celebró en la plaza de toros de Las Ventas (Madrid). El recortador fue atendido con urgencia en la enfermería de la plaza, y posteriormente trasladado al hospital Gregorio Marañón. Sin embargo, antes del traslado, “El Peque” salió a saludar una atronadora, calurosa y merecida ovación al ruedo de Las Ventas tras recibir una primera atención en la enfermería, debido al espeluznante percance sufrido después de ser violentamente embestido contra las tablas por el cuarto toro de la ganadería de Antonio Palla. Hoy, días después del grave e impactante percance, Arribes Taurinas ha podido hablar con él sobre lo sucedido. Nos cuenta que pasó la primera noche en el Gregorio Marañón, y que afortunadamente tanto el TAC como el escáner salieron bien, y que se descartó la presencia de cualquier coágulo de sangre. También confirma que se ha descartado la fractura de la tibia y de la muñeca, a pesar de que “la tengo muy inflamada”. Por todo ello, El Peque ya comienza a mirar al futuro, y a su inminente reaparición en los ruedos. Los toreros son de otra pasta…
P. En primer lugar, ¿cómo te encuentras y cómo ha evolucionado tanto el traumatismo como las heridas sufridas el pasado sábado en la plaza de toros de Las Ventas?
R. Me encuentro fenomenal. Tengo una fractura en el párpado del ojo que me han dicho que tengo que tener cuidado porque cualquier golpe podría afectarme a la visión. Tengo la nariz rota, puntos en la ceja, puntos en la mano… y dolores. Pero la verdad es que de ayer a hoy he tenido una recuperación que no me la creo ni yo. Estoy muy bien y si Dios quiere este fin de semana estaremos otra vez al pie del cañón.
P. Madrid tardará mucho tiempo en olvidar la tarde del pasado sábado, y más aún, ese gran recibimiento a portagayola, de rodillas en los medios. ¿Es algo que tenías claro o premeditado, o un gesto así se decide en el momento? ¿Cómo viviste ese instante, y sobre todo, ver a Madrid tan entregada a ti desde el principio?
R. Es algo que yo tenía en la cabeza, el hecho de pedirles a mis compañeros que me dejaran a mi primero. Yo ya había hablado con Mario Alcaide y Javi Hernandiz por teléfono, para pedirles que si ellos no tenían problema, que me dejaran abrir toro. Entonces eso ya estaba premeditado de antemano, yo iba a ir a Madrid a jugarme la vida, de verdad, sin trampa ni cartón, porque es lo que esa plaza y ese público se merecen. Así que ya estaba pensado todo, pero lo que no me podía haber imaginado nunca es que me iba a coger un toro de la manera tan fea que lo hizo, y más después de haber cuajado un toro de la manera que lo cuajé, que lo disfruté como hacía mucho tiempo que no lo disfrutaba. Pero son gajes del oficio, y pronto estaremos otra vez en el lío.
P. El resto de tu actuación en el toro de tu grupo, destinado a la especialidad de quiebros de rodillas, fue también muy importante y eso te había permitido lograr un más que merecido pase a la final a pesar de compartir grupo con dos auténticos titanes del quiebro de rodillas. Esa competencia, y el que vengan arreando tan fuerte, entendemos que también supuso una motivación para ti, y para tirar la moneda de la manera que lo hiciste, ¿verdad?
R. La verdad es que sí. Que fuera un toro sólo para quiebros de rodillas, y que encima vinieran dos tíos que están arreando como Javi Hernandiz y Mario Alcaide, pues fue una motivación especial porque si quieres estar ahí, no te puedes dejar ganar la partida. Además a uno ya le dicen que está viejo, que ya tiene que retirarse… entonces donde uno mejor puede hablar y demostrar si está viejo o si está para retirarse es en la plaza, y yo creo que lo demostré. De una forma o de otra creo que lo demostré y mi ilusión es seguir delante del toro, hasta que las piernas y la cabeza me dejen.
P. Luego desgraciadamente llegó el lamentado percance, después de que el toro de Antonio Palla te hiciera hilo mientras tratabas de ayudar a colocar al toro de tus compañeros. Aún así, tras ser atendido en la enfermería, quisiste tener ese gesto de raza, de valentía, de entrega y de agradecimiento con la afición, y saliste a saludar una atronadora ovación en los medios, además de ese emotivo beso al ruedo venteño… Madrid se puso en pie y se rindió a ti en un momento de muchas emociones. ¿Cómo viviste ese instante?
R. En la enfermería había un poco de controversia. Los médicos no querían que saliese porque ellos, por mi estado, creían que podía tener algún coágulo de sangre en la cabeza, y que si lo tenía y se me movía, ya podían ser problemas más serios. Luego ya decidimos que sí que iba a salir, porque yo lo que quería era salir y que la gente se quedara tranquila. Entonces lo primero que hice fue salir y besar el ruedo, y de esa forma pedir en parte perdón a toda la afición por todo lo que se había vivido allí, y agradecer también el cariño que siempre recibo de ellos. Pero si os soy sincero, no me acuerdo de más. No recuerdo el grito de la plaza de “¡Peque, peque…!”. Lo tengo en mi cabeza porque lo he visto en vídeos pero no lo viví allí como lo tenía que haber vivido. Eso fue algo único y ojalá lo vuelva a vivir otra vez.
P. La buena entrada registrada el pasado sábado demuestra que el festejo popular va ganando terreno en el coso de la calle Alcalá. ¿Qué ha supuesto para ti Madrid en tu carrera como recortador?
R. En un principio cuando recibo la llamada de la empresa, que me comunica la fecha en la que se iba a organizar el concurso, yo pensaba y dije que no era un buen día para hacerlo en un puente de cuatro días… pero al final la gente reaccionó y la alegría ha sido inmensa. Sentí una satisfacción grandísima cuando llegué a la plaza una hora antes, vi allí colas en las puertas, y pensé qué alegría que la gente va a reaccionar, y eso da a pie a que esto se siga haciendo. Así es como hay que defender la tauromaquia, yendo a las plazas, a las calles, a los pueblos… y no tanto por las redes sociales.
Madrid se merece todo. Yo me debo mucho al público, y el cariño que siempre recibo de ellos no sé ni cómo describirlo la verdad. Me siento un privilegiado.
P. Muchas gracias por tu amabilidad, y nuestros mejores deseos para una pronta y satisfactoria recuperación.
R. Muchas gracias a vosotros, de corazón, por la labor que hacéis por la tauromaquia que también es muy importante.