Con puntualidad y la plaza mayor llena hasta la bandera dio comienzo el encierro urbano por las calles de Chinchón (Madrid). En el día de Santiago Apostol, los primeros en correr por sus calles fueron los cuatro novillos de Toros de Tenorio y San Isidro reseñados para la novillada nocturna. Carrera rápida y aparentemente limpia, también en la entrada a la plaza en la que no hubo que lamentar caídas ni sustos. No obstante, la puntualidad de la primera carrera se perdió de cara a la segunda suelta de la mañana “por problemas en los corrales” según la organización. Finalmente se decidió soltar los tres toros de Amparo Valdemoro juntos y la segunda carrera tuvo lugar sin incidentes graves. Sin embargo, en la plaza los toros tardaron en entrar a los corrales y protagonizaron algún susto barriendo las tablas.

En la capea, destacó el primero de los toros lidiados a cuerpo limpio. El astado, herrado con el número 18, regaló embestidas con transmisión y cierta exigencia en el embroque. No obstante, había que ‘atacarle’ un poco para que rompiera hacia adelante. Buenos recortes se vieron durante su suelta y detalles sueltos de varios maletillas. Tras este, se lidió el toro herrado con el número 15. Más tardo, incierto y reservón. Deslucido toro que salió siempre desentendido de los cites y recortes, y no permitió el lucimiento de los mozos. Cerró la capea el número 20, un astado con movilidad y nobleza, pero que tuvo muy poca fuerza. Y precisamente esa falta de fondo deslució la suelta e hizo que las embestidas del toro carecieran de emoción. Además, perdió las manos en repetidas ocasiones y en una ocasión llegó a tumbarse dificultando su regreso a los corrales. Mañana festiva en Chinchón bajo un intenso calor.