«Sombrero» de la ganadería de Pedraza de Yeltes salvó una tarde decepcionante en el coso venteño, con una corrida concurso que pareció todo menos eso. Tan solo el incierto y complicado de Victoriano del Río, que entró sustituyendo a La Palmosilla, y el de Pedraza de Yeltes, tremendamente bravo en el caballo, mantuvieron el interés. El de Partido de Resina resultó inválido; el de Samuel Flores deslucido; el de Peñajara se vino abajo en el último tercio y al de José Escolar le faltó un punto más de casta y entrega. Respecto a la terna, Gómez del Pilar se llevó los dos mejores toros del encierro, y a pesar de cuajar dos faenas voluntariosas y con algunos momentos destacables, no terminó de aprovechar las opciones de sus ejemplares. Se fue de vacío tras fallar con los aceros frente a su primero, y después de ‘robar’ a la afición un tercer puyazo al gran toro de Pedraza de Yeltes. Cómplice de este vergonzoso gesto fue el presidente, que también se llevó una fuerte bronca. A pesar de ello, algunos aficionados pidieron la vuelta al ruedo del último astado, sin éxito. El toro, que empujó con todo en dos destacados puyazos (probablemente fue el toro más importante en el primer tercio en toda la temporada venteña), tuvo fondo, codicia y calidad por ambos pitones. Le faltó un punto más de humillación en algunos instantes, y especialmente en los finales de muletazo, pero rebosó bravura y fue despedido bajo una atronadora ovación en el arrastre. No estuvo a su altura Gómez del Pilar, que se echó de rodillas para iniciar la faena, para luego pecar de acortar los terrenos demasiado pronto. Completaron el cartel Serafín Marín, correcto con sus dos toros; y Rubén Pinar, totalmente desentendido de la tarde y sin aprovechar las escasas opciones que ofrecieron sus dos oponentes.