El recortador Alberto Cózar se despedirá de los ruedos el próximo día 8 de septiembre en la plaza de toros de Albacete. Dicho coso acogerá un concurso nacional de recortadores, en el que participarán hasta doce recortadores y durante el que se lidiará un encierro de la ganadería de El Montecillo. Cózar, procedente de Yeste (Albacete) y quien fuera campeón de España en el año 2015, se enfrentará a un toro en solitario. Así ha anunciado él mismo su decisión de “dar un paso al lado” en el mundo del recorte:
“Ha llegado el momento de dar un paso al lado.
Ese niño que despertó su pasión por el mundo del toro jugando en la plaza de su pueblo y viendo los toros desde debajo de la barrera de su calle, ahora dice adiós a esta aventura.
Crecí en un rincón de la Sierra donde la llama del quiebro y del mundo del toro ardía en lo más profundo de mi interior. Era una pasión por esta afición que une corazón y valentía la que me consumía y me impulsaba a buscar siempre la excelencia. Todo eso junto con mi exigencia hacía que esa afición creciese cada día más, haciéndome ver que era capaz de soñar con lo imposible.
Recuerdo con cariño mis humildes comienzos en mi pueblo y en otros rincones de la Sierra. Con cada quiebro, cada recorte e incluso con algún salto, sentía que me conectaba con una tradición que arraiga la historia de nuestra tierra. Recordaba el respeto por el toro y mostraba la capacidad de enfrentarme al peligro con elegancia y determinación, veía reflejados los conocimientos transmitidos por generaciones y los consejos que me dieron mis maestros, esos que habían dejado su marca en el tiempo.
Mis primeros pasos en esta emocionante travesía comenzaron recorriendo pueblos humildes y, a medida que crecía en este mundo, aprendía no solo las técnicas del mundo del recorte, sino también las lecciones profundas que solo el toro puede enseñar. Aprendí que el valor no es solo enfrentarte al toro en la plaza, sino enfrentarte a los desafíos de cada mañana que la vida te da.
Mi evolución fue constante, un camino de sacrificio y aprendizaje donde daba pasos agigantados. El quiebro perfecto se convirtió en uno de mis objetivos, y me entregué a él con pasión y dedicación. Cada vez que me entregaba a un toro, encontraba más respuestas y diferencias entre el tiempo y el tempo: el tempo, esa velocidad de ejecutar los movimientos y ralentizar la acción lo más parecido a “templar la embestida”, la cual controlaba cada vez más consiguiendo así una mejor sincronización; mientras que el tiempo lo sentía cuando lo paraba en cada embroque, el toro me acariciaba y el albero me respondía.
El viaje hacia la cima no fue fácil, no faltaron los obstáculos en mi camino. Me caí, me levanté y seguí adelante, siempre con la convicción de que el mundo de los recortes y el toro eran mi destino. Recorrí pueblos y plazas, dejando una huella de esfuerzo en cada rincón que visitaba.
Cada victoria fue una celebración de la constancia y el trabajo duro, sin embargo, cada derrota fue una lección que me recordó la importancia de la humildad y de tener los pies en el suelo. Y así llegué a las plazas más importantes de España. Aún recuerdo el ruido de la multitud, el aroma de la arena y la mirada desafiante del toro que se convertían en emociones en cada paseíllo.
Estos años han sido una etapa de momentos inolvidables, de emociones que han dejado huella en mi corazón, de concursos y viajes compartidos con compañeros apasionados por el mismo arte. Donde los kilómetros recorridos por toda España han sido testigo de mi devoción por el mundo de los recortes, por la tradición taurina que llevo dentro y por la conexión profunda que existe entre el toro y yo. Ahora, después de haberme enfocado en una nueva etapa durante varios años, es el momento de despedirme de los concursos. Y que mejor que hacerlo en mi plaza delante de mi gente, la que siempre ha estado conmigo.
Aunque ya no esté en la arena, mi amor por este arte sigue intacto y seré un defensor de esta tradición que representa nuestra historia y nuestra cultura. En cada suerte, en cada instante de valentía, encontraré un vínculo con el toro y con todos los que han compartido este camino conmigo. A medida que mi etapa taurina se pone en el horizonte de mi carrera, sé que el espíritu de los recortes y el amor por el toro seguirán ardiendo en mí y en todos aquellos que compartimos esta pasión.
No quiero olvidar el agradecer a toda mi gente, en especial a mi primo Jose y a mi hermano Mario, con vosotros empezó todo y os lo debo todo, a mi mujer por ser el apoyo incondicional cada día, a mi amigo y maestro Pepe por enseñarme todos sus conocimientos y la importancia de la humildad, a toda mi familia y amigos por apoyarme siempre y a Dios por todo lo que me ha hecho vivir y por poneros a todos en mi camino. Gracias a todos de corazón, todos me habéis impulsado a seguir creciendo cada día y solo puedo tener palabras de agradecimiento por todas las fuerzas y ánimos que me habéis trasmitido siempre, gracias.
Viva Yeste, viva San Bartolomé y viva la Virgen del Pilar.
La suerte sonríe a los valientes, y nuestra historia continuará en el mundo de los toros, donde el respeto, la tradición y la pasión siguen vivos.
Alberto Cózar”.