El quinto y último encierro de las fiestas de Cuéllar (Segovia), con toros de la ganadería de Alcurrucén, ha cumplido con las expectativas de todos -organizadores, caballistas, corredores y aficionados- y ha regalado momentos de gran belleza y emoción. Tanto la salida como el traslado por el campo fue mucho más sencillo que en días anteriores, con los astados hermanados junto a los bueyes -salvo en algún momento puntual- y sin ofrecer excesivas complicaciones a los caballistas. La llegada al embudo mantuvo la misma tónica, y la entrada al tramo urbano fue rápida pero controlada. Ya en las calles, la manada se dividió en dos grupos, aunque con el avance de la carrera algunos astados se adelantaron, dejando atrás a los cabestros y permitiendo a los corredores disfrutar de bonitas y destacadas carreras. El encierro concluyó sin heridos de importancia, y todos los astados fueron enchiquerados sin ofrecer mayores problemas.