Si hay algo claro una vez finalizada la Semana Grande de Bilbao, es que Damián Castaño merece y debe estar anunciado el próximo año en Vista Alegre. Su importante tarde de hoy con los toros de Dolores Aguirre, que mereció acabar con el torero saliendo a hombros del coso bilbaíno, quedará en el recuerdo de todos los allí presentes: vistosidad y soltura con el capote, y una entrega indiscutible en el último tercio. No obstante, además de entrega, también hubo momentos de enorme torería y de torear con la figura completamente abandonada. Con el público completamente entregado, y bajo un fuerte diluvio, Castaño logró imponerse y poder las complicadas embestidas de un lote exigente y duro, como el conjunto de la corrida. El tercero le hirió cuando trataba de descabellar y se vio obligado a pasar a la enfermería antes de darle muerte (pudo haber cortado una oreja si llega a acertar con la espada). Frente al sexto, además de cuajar al toro por ambos pitones, dejó una meritoria estocada que le permitió cortar una oreja, con petición de la segunda. Matías no concedió la segunda, y éste dio hasta dos vueltas al ruedo. 

Domingo López-Chaves se despidió de Bilbao en una tarde de gran disposición y buenos detalles, especialmente con su primer toro. Frente al segundo, con un ruedo prácticamente impracticable (que influyó en el transcurso de la corrida), se mostró digno y voluntarioso. No acertó con la espada. Más discreto se mostró Antonio Ferrera, silenciado con un lote muy complicado y exigente. El conjunto de la corrida de Dolores Aguirre tuvo interés y emoción, a pesar de que algunos toros mostraron cierta mansedumbre en algunos momentos de la lidia.