Lo ocurrido ayer en Santander fue un auténtico milagro. O mejor dicho, tres milagros. El primero sucedió durante la faena al segundo toro. El astado de la ganadería de Antonio Bañuelos volteó de manera espectacular y muy fea a Andrés Roca Rey. Visiblemente mermado, el diestro peruano continuó toreando, completamente metido en los terrenos del toro y pegándose un arrimón de infarto. Pasó a la enfermería tras darle muerte y cortar una oreja. Sin embargo, frente al último toro del festejo (tras correrse turno), Roca Rey volvió a ser volteado de manera dramática en el inicio de faena por estatuarios. El toro se lo llevó por delante, hasta empotrarlo contra las tablas con violencia y enseñándose con él de manera muy fea. Los gritos en los tendidos hacían temer lo peor, y las imágenes hielan la sangre a cualquiera. Los banderilleros intentaron citar al toro con los capotes, pero finalmente fue Cayetano, a cuerpo limpio, quien se jugo la vida haciéndole un quite milagroso, antes de ser espectacularmente cogido también contra las tablas. Aquello fue un milagro también. Volvió a la cara del toro Roca Rey, con la plaza totalmente enloquecida y sin asimilar aún lo ocurrido, para cuajar una faena de poder y mando, que fue rubricada con una estocada, al segundo intento, que desató la locura. Dos orejas, tres en total, antes de pasar de nuevo a la enfermería. A continuación, adjuntamos un vídeo del segundo percance, el más dramático de una tarde muy accidentada en Santander:
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