ARRIBES TAURINAS

Los límites del Estado

Imagen: Ifomo
“Los dioses han hecho engendrar la Razón en los hombres como el mayor de todos los bienes que existen. El no razonar es el mayor prejuicio. La cordura es, con mucho, el mayor de todos los bienes que existen”. Extracto de Antígona, tragedia de Sófocles (S. V a.C.)

El debate sobre donde se sitúan los límites del Estado a la hora le legislar está vigente desde el S. V a.C. Sófocles ya lo trataba en su famosa tragedia de Antígona, donde una mujer se debate entre seguir las leyes de los Dioses y proporcionar a su querido hermano un entierro digno o, por el contrario, seguir las leyes de los hombres y obedecer las órdenes de Creonte y dejar que a su hermano Polinices sea devorado por las alimañas.

¿Hasta dónde puede un Estado entrometerse en la libertad individual de una persona? La sociedad elige de común acuerdo cuáles son sus ritos y cultos sagrados, los mantiene el tiempo que considera oportuno y los sustituye cuando encuentra otros mejores, este proceso no puede forzarse ni imponerse por la fuerza y menos por el peso de la ley. Acabar por la vía del Decreto con la tauromaquia va en contra de toda ley natural. Si los aficionados al mundo de los toros dejamos de llenar calles y plazas será porque lo decidamos, no porque nos lo impongan.

¿Es lo mismo la soberanía nacional que la voluntad popular? El sistema democrático español se basa en la representatividad, los españoles votamos en las elecciones, elegimos a los gobernantes y estos legislan. Pero, ¿realmente aplican la voluntad popular? El mejor termómetro para conocer la salud de la tauromaquia se aprecia en cada festejo que se celebra, no por el número de diputados en el Congreso de los Diputados favorable o no a la abolición de las corridas de toros.

¿Un estado tiene el poder moral de prohibir la cultura? La cultura de un pueblo no es elegida por los gobernantes, es un conjunto de actos, emociones, ritos y expresiones artísticas que juntas forman un todo indisoluble. No se puede entender la historia del arte eliminando de la ecuación a la tauromaquia, las letras de tantas coplas y canciones carecerían de sentido, cuadros de Picasso, Goya, Ignacio Zuloaga, Botero, Monet o Sorolla perderían su inspiración, que decir de la poesía de Machado, Miguel Hernández, García Lorca y una larga lista. ¿Quién tiene la autoridad para decidir que es cultura y que no? ¿Hay una cultura buena y otra mala? De ser así, ¿Quién decide? Nos enfrentamos a dilemas morales de difícil solución, preguntas que han atormentado al hombre desde el alba de su despertar intelectual y que aún hoy no somos capaces de resolver.

La libertad es lo más valioso que posee una persona, la libertad real de poder vivir su efímera existencia como más le plazca sin tener que contentar a nadie. Sin apariencias ni engaños. ¿Somos verdaderamente libres? El Estado controla muchos aspectos de nuestra vida, ¿de verdad vamos a permitir que también elija nuestras aficiones y nuestra forma de ver la vida? Hoy su objetivo es acabar con la tauromaquia, mañana quien sabe que van a querer prohibir, la batalla por convertir el mundo en un lugar sin emociones, sin miedos ni dolor, sin nada que se salga de lo establecido por los inquisidores culturales y nos haga pensar. Ese es su miedo, que pensemos, que decidamos sin importar el chantaje ni la presión social del rebaño. El Estado somos nosotros.

¡Suerte y al TORO!

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