“Feliz de haber podido cumplir un sueño. Gracias a todos por las muestras de cariño. Quiero aclarar que yo me quedé matando el toro porque quise no porque nadie me lo mandase! No soy ninguna marioneta de nadie. Soy torero y quise aprovechar mi día. Gracias por el cariño“, con estas palabras el torero Rafael González ha querido desmentir las acusaciones que aseguraban que el joven espada había sufrido presiones para permanecer en el ruedo -algunos apuntaron a su apoderado, Julián Guerra- y no pasar a la enfermería. Precisamente su tardanza en pasar a la enfermería despertó las protestas del público que no cesó en su empeño de que el torero fuera atendido cuánto antes por el equipo médico ante la gravedad del percance.
Rafael González, pronóstico grave tras ser operado de una cornada de 20cm
