ARRIBES TAURINAS

El palco prostituye la seriedad de Las Ventas y Ginés engrandece el toreo tras caer herido

Imagen: Plaza 1

Volvió Ginés Marín a Las Ventas tras lograr su segunda puerta grande en la capital el pasado 12 de octubre. La afición le obligó a saludar tras romperse el paseíllo y un toro de El Parralejo, el más complicado de un variado y noble encierro, le obligó a pasar por la enfermería tras partirle el muslo en dos, con una “cornada de dos trayectorias, de 25 y 20cm” y “pronóstico grave” que le impidió dar muerte al sexto toro de la tarde. El toro se le coló por dentro en un muletazo y lo volteó, tirándole por los aires y cayendo muy mal al albero. Recordó a la caída de Emilio de Justo, con terribles consecuencias para el torero. Pero afortunadamente, Ginés pudo reponerse del golpe y, a pesar de que la cornada en el muslo era evidente y visiblemente fuerte, éste se sobrepuso sin hacer apenas gestos de dolor y volvió a la cara del toro, dándole muerte con pundonor y valentía. La afición de Madrid le obligó a saludar y con el muslo partido en dos, se fue por su propio pie a la enfermería. Sin mostrar ni expresar ningún gesto de dolor durante el camino. Sin hacer aspavientos. Sin intentar llamar la atención de nadie. Honrando a su profesión. Con vergüenza torera. Como un héroe. Como un Torero. Engrandeciendo el toreo. 

En el ruedo quedaron Curro Díaz y Álvaro Lorenzo. El de Linares tuvo que dar muerte al mejor lote de la tarde, con dos buenos toros lidiados en primer y sexto -en el que mató por Ginés- lugar. El primero, de nombre “Majadero”, fue extraordinario. Bravo, encastado, enclasado, con fondo. Empujó en el caballo, cumpliendo con nota alta y en la muleta, sacó mucha calidad, ritmo y transmisión. Un toro para poner boca abajo Las Ventas. Un toro para dar un golpe sobre la mesa. Pero nada fue así. “Majadero” se fue con las dos orejas al desolladero tras una faena ventajista y perfilera de Curro Díaz. Mucho más ventajista, por cierto, que Pablo Aguado el pasado miércoles, que sí fue notablemente -injustamente- protestado, a diferencia de Curro, que en su primer toro vio como el público estuvo de su parte. Se le fue el toro, y también se le fue el buen sexto. Mal presentado pero con buen fondo y nobleza en el último tercio. Volvió el toreo ventajista, con enganchones incluidos y una faena sin rotundidad, que mereció como mucho una simple ovación. Parte del público, sin llegar a la mayoría, pidió la oreja y el palco prostituyó la seriedad de la primera plaza de toros del mundo concediendo el trofeo. Lo de los mulilleros, forzando y presionando al presidente con su tardanza, ya lo dejamos para otro día. En el cuarto, Curro Díaz fue silenciado y el toro resultó deslucido. 

Álvaro Lorenzo llegó por la vía de la sustitución al cartel del 15 de mayo y logró reivindicar este “premio” de la empresa, cortando otra oreja, eso sí, de poco peso. Tras ser silenciado con el manso y deslucido sobrero de José Vázquez, Lorenzo cuajó una faena que fue a menos al interesante y noble quinto de El Parralejo. Tuvo buena condición el toro, con sus matices; y Lorenzo dejó buenos muletazos con la mano derecha, así como varios cambios de mano y un final de infarto por bernadinas. Sin embargo, no hubo rotundidad con la mano izquierda, y su colocación en muchos momentos fue protestada por parte del público. En resumen, una oreja barata (aunque en esta sí hubo mayoría en los tendidos) y de poca importancia.

Plaza de toros de Las Ventas. Octavo festejo de la Feria de San Isidro. Más de 3/4 de entrada. Toros de El Parralejo y José Vázquez (2º bis), justos de presencia y de variado juego. Destacaron el 1º, 5º y 6º. Curro Díaz: ovación con saludos, silencio y oreja. Álvaro Lorenzo: silencio tras aviso y oreja tras aviso; Ginés Marín: ovación con saludos tras caer herido.

* Lipi saludó en banderillas tras dejar dos grandes pares de banderillas.

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