ARRIBES TAURINAS

De «Olivito» a «Rabanero»: el terror de Miura en Pamplona


  • Crónica vía: DAVID BUSTOS

De «Olivito» a «Rabanero». Ambos colorados, ambos del legendario hierro de Miura. De Zahariche. El miedo y el terror. Pamplona testigo de la tragedia. Del pánico generado por una fiera suelta. Un toro. El toro. Un Miura. «Rabanero» resbaló en Mercaderes tras pasar por la plaza del Ayuntamiento, y desde ese momento no fue capaz de alcanzar al resto de la manada. En Estafeta, un hombre quiso entorpecer la carrera del rezagado, y el astado se lo llevó por delante. Lo volteó y lo hirió por asta de toro. En Pamplona, los errores se pagan caros. Y el encierro, de juego tiene poco. Los corredores tuvieron huecos más que de sobra para correr por delante de «Rabanero». Para enfrentarse a «Goliat». A un toro alto, grande y de imponente estampa. Un «monstruo» con dos espadas afiladas sobre su cabeza. Con la intención de arrasar con todo aquello que apareciese en su camino. Como hizo en el giro de Telefónica hacia el callejón. Uno de sus pitones arrastró, milagrosamente sin un desenlace dramático, a un corredor de la camiseta. Tenía a su presa, pero no sería la última. Otro joven, agolpado en el vallado, vio como «Rabanero» se abalanzó sobre él. Con el pitón sobre su axila. Rozando el pecho. Pudo ser un accidente fatídico e instantáneo pero San Fermín decidió que las fiestas no podían acabar de esa manera. El último de los toros de Miura llegó a los corrales de la plaza rodeado de corredores. Bajo una mirada de respeto. Con cierta distancia de «seguridad». Como un santo en su procesión. Como un Rey en el desfile. El tiempo del encierro fue de 02:42 y la labor de los dobladores resultó complicada. Ni siquiera al llegar a la plaza puso las cosas sencillas «Rabanero». Las calles de Iruña le recordarán. 

El resto de la manada corrió compacta y hermanada. Con la rapidez habitual en los toros de Miura. Su tranco largo y constante les permitió alcanzar la plaza en poco más de dos minutos. Un tiempo de récord, de admirar. Era el último encierro de los Sanfermines y los Miura tenía que cerrarlos a lo grande. Por todo lo alto. Haciendo honor a su leyenda. A su historia. Pamplona, un año más, nos enamoró. Cuenta atrás.

  • Imagen vía: DIARIO DE NAVARRA (vía EFE)

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