- Redacción vía: Luz Maria Ruano De Dios
Entre saetas de Semana Santa Trianera, sevillanas rocieras, el sonar de las cuerdas de una guitarra flamenca y el reflejo taconil de palmeo por sierras bravías, camina una cultura que enlaza los bellos sentidos de un arte: el de una Tauromaquia más pura, cuna de la histórica Maestranza, lugar de culto y peregrinación taurina donde nacen los sueños en su fina arena, transportando a quienes la pisan, elevando su alma, fortificando esa fe taurina que los mueve más allá del puente de Triana.
La visión de ese ministerio cultural ya contribuye a rememorar el inminente avance de esa tauromaquia más andaluza, clásica, renacentista de comienzos del siglo. Organizando la exposición general de la comunidad taurina más arraigada y tradicional delega activamente de padre a hijos ese lanceo volantil de telas al rugir del resonar de clarines y timbales, palmas y `oles´ la huella enmarcada a la posteridad conmemorativa de la cultura ancestral vivida. Un corto tramo de autovía separan a la capital sevillana, pasando por Dos Hermanas, a nuestro destino marcado en las rutas de la crianza de ese toro bravo de lidia. Utrera, ciudad honorífica del flamenco, declarada patrimonio cultural y monumental de interés cultural, cuna histórica del flamenco, donde se encuentra el señorial toro bravo, la diversificación de ganaderías y la cría de reconocidas yeguadas.
En las proximidades de una emblemática Utrera, en la Finca Ruchena, propiedad del rejoneador andaluz D. Luis Valdenebro, VI Marqués de Ruchena e Hijos, pastan los señoriales toros berrendos, casta pura de sangre viva de D. Jose Benitez Cubero, majestuosos herederos de su estirpe genealógica ganadera. Ganadería fundada hace más de seis décadas por el patriarca de la familia Valdenebro, D. Enrique Maria Valdenebro, Marqués de Jodar, quien en 1951 adquirió un lote de vacas de vientre madre a Dña Maria Amparo Gonzalez eliminando toda la rama genealógica ganadera anterior y enriqueciendo así la ganadería con una vacada de crianza y sementales de D. Juan Belmonte y Dña Julia Cossio comenzando anunciarse como Marqués de Ruchena.
En 1985 cede ese linaje ganadero a sus hijos pasándose a llamar Jodar y Ruchena. Las verdecinas llanuras bravas de la Finca Ruchena, montes llanos de esplendor paisajista andaluz, se convierte en el lugar idóneo de la cuna de ese toro berrendo. Más de 500 hectáreas de bravura pura de un paraje ganadero, donde tan señorial animal pasta apaciblemente, con su nobleza y bravura que se complementan en una conexión de plenitud armoniosa manteniendo el encaste de procedencia. Reatas nobles enmarcadas, madres de soberbia crianza, de descendencia brava ceden a sus hijos los genes con esa clase al caminar, líneas genealógicas rematadas de buena presencia.
Numerosos son los reconocimientos recibidos a su bravura a lo largo de estas décadas. Toros como aquel lidiado por Rafael De Paula en el Puerto De Santa María, de nombre Nadador o el lidiado en Jerez de la Frontera por Paco Ojeda y de nombre Minero. En la fragua de esa sierra bravía del patriarcado ganadero de la Familia Valdenebro se fraguaba una nueva estirpe de caballeros rejoneadores donde Luis Valdenebro, hijo, tomaría la continuidad de su padre el 15 de Agosto de 2009 el mismo dia que su padre lo hizo 40 años atrás siendo esta una fecha simbólica. Luis Valdenebro, hombre coherente, maduro y con gran evolución personal y profesional, de mirada noble e ideas claras, es un apasionado del caballo y del toro bravo. A quien le sobra afición a tan sacrificada profesión y a la que no duda en dedicar las 24 horas del día, de lunes a domingo, los 365 días del año y por el cual siente una gran devoción.
- Imagen vía: JODAR Y RUCHENA