- Redacción vía: DAVID BUSTOS ÁLVAREZ
La Constitución española de 1978, vigente en la actualidad, fue ratificada a través de un referéndum el 6 de diciembre de ese mismo año. Cuarenta años se cumplen hoy de aquel significativo acontecimiento que aupó el consenso y devolvió la libertad al pueblo español. La democracia en España comenzaba a ser una realidad y no un simple deseo. Un complicado pero valiente periodo de transición hizo posible consolidar una sociedad libre y diversa. Tan diversa como rica en valores. Un largo trayecto de hasta cuatro décadas para llegar a un presente actualizado y con un futuro esperanzador. Con problemas pero con una sociedad que exige unidad y firmeza ante la adversidad.
La realidad política vive uno de los momentos más complejos de los últimos años. La inexistente capacidad de diálogo, el conflicto de intereses y la difusión de corrientes contrarias al marco constitucional han creado un ambiente hostil en el panorama político. Esas ideas, con cierto carácter ‘totalitario’, también han afectado a la Tauromaquia. Desde la prohibición ilegal que trató de imponer el independentismo catalán -el Tribunal Constitucional dio la razón al mundo del toro- a la Fiesta de los toros, los ataques al sector taurino no han cesado a día de hoy consecuencia de la falta de tolerancia y respeto hacia un amplio sector de la sociedad. Ayer mismo, la ministra de Transición Ecológica defendía una posible prohibición de los toros. Un ‘sin razón’ ausente de argumentos válidos.
El Toro de la Vega ha sido otra de las ‘víctimas’ de esta corriente contraria a la libertad que garantiza nuestra Constitución. Opuesta a esa ley 18/2013, del 12 de noviembre, para la regulación de la Tauromaquia como patrimonio cultural. Dicho texto legislativo afirma en su punto 3 que “los poderes públicos garantizarán la conservación de la Tauromaquia y promoverán su enriquecimiento, de acuerdo con lo previsto en el artículo 46 de la Constitución“. Este artículo al que hace referencia explica que “los poderes públicos garantizarán la conservación y promoverán el enriquecimiento del patrimonio histórico, cultural y artístico de los pueblos de España y de los bienes que lo integran, cualquiera que sea su régimen jurídico y su titularidad”. Además, añade: “La ley penal sancionará los atentados contra este patrimonio”. Sin embargo, este marco constitucional no se ha cumplido en su totalidad a lo largo de la última década puesto que los ataques contra la Tauromaquia se han convertido en ‘frecuentes’ e intolerables. Por ello, es acertado recuperar estas declaraciones del escritor Ramón Pérez de Ayala: “Si yo fuese dictador en España, prohibiría las corridas de toros; como no lo soy, no me pierdo ni una”.