Como ya sabéis, ayer se celebró en la Plaza de Toros de Villaseca de la Sagra (TO), la esperada final del Certamen “Alfarero de Plata” 2017. Para dicho festejo, se reseñó una novillada (cabe recordar que está es “sin picar”) de la ganadería de Hnos. Sánchez de León. En líneas generales, las reses ofrecieron un variado juego (exigentes en la muleta).
Pero ahí no está el debate. La polémica surge tras difundirse imágenes de la seria y cuajada novillada que se había reseñado para el festejo. Es en este momento, cuando comienzan a diferenciarse dos antagónicas posturas, ¿exceso o integridad?. Bien, todo tiene su “porque”. En primer lugar, se encuentran aquellos que defienden que el encierro es “excesivo” para un festejo sin picadores (como es el caso). Quizás, con razón, puesto que no debemos olvidar que son “principiantes” en esto del circuito profesional. Sin embargo, otros muchos defienden la seriedad de la novillada. Probablemente, influenciados por los numerosos casos de manipulación de pitones en otras muchas plazas, o por la pésima presentación de muchas corridas lidiadas en los últimos tiempos, principalmente por las denominadas “figuras del toreo”. Las dos posturas son respetables. Pero, tal y como se ha podido leer en numerosos comentarios de aficionados, “no hay que mezclar churras con merinas”. Me explico. No podemos pagar los “platos rotos”, de otros (“figuras”), con unos chavales, que están empezando en este mundo. Al mismo tiempo, también quiero expresar mi malestar por la falta de trapío en otras muchas corridas, tanto en plazas de segunda o tercera categoría, como de primera. Así pues, debemos mantener el rigor y la exigencia, en función del tipo de plaza y festejo. Sin excesos ni carencias. Eso sí, siempre respetando la integridad del protagonista de la fiesta, el toro.
* Artículo vía: #DavidBustos.