Por favor, devuelvan a las puertas grandes su esencia

La salida a hombros de Borja Jiménez en Las Ventas fue un auténtica vergüenza. Y no, no nos referimos a que no fuera merecida, algo que indiscutiblemente lo era, lo merecía. Nos referimos al exceso de seguridad que la Policía desplegó desde la propia puerta grande del coso venteño, hasta la furgoneta. Un enorme pasillo, con numerosos caballos de la Policía, evitando que los aficionados pudieran tan siquiera acercarse al torero. Una salida fría. Una salida antiestética. Una salida que termina con la propia esencia de ese ansiado premio: que la afición lleve en volandas a sus héroes, como reconocimiento a un gran triunfo. Lo sucedido ayer no es la primera vez que ocurre en Madrid, pero sí debería de ser la última. Se deben tomar medidas, a quien corresponda, para que no se desnaturalicen las salidas a hombros de la plaza. Que se ponga seguridad, sí, pero sin excederse. 

Un torero no merece salir a hombros, después de jugarse la vida y triunfar en la primera plaza de toros del mundo, y tener que ver a varios metros a los aficionados. Las salidas a hombros tienen que tener un punto de descontrol, de caos, de éxtasis. Que el torero se sienta arropado, pero por supuesto sin excederse, ni destrozar el traje del matador. Eso tampoco tiene justificación. Ni una cosa, ni la otra. 

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