La localidad de Yuncos (Toledo) volvió a celebrar un año más la festividad de San Blas y lo hizo soltando por sus calles dos toros enmaromados con un espectacular trapío, presencia y seriedad. “Garlitero” de la ganadería de Fuenterroble fue el primero en salir del cajón, imponiendo ritmo ya desde la calle Real y desafiando a corredores y aficionados. Sin embargo, al llegar a la altura del primer descampado, el toro se enredó con una de las plataformas colocadas en el recorrido para los fotógrafos y su carrera se detuvo hasta que consiguieron que el toro se repusiera y volviera al recorrido. A partir de ahí, la carrera del astado estuvo llena de altibajos, y poco a poco fue viniéndose a menos, faltándole más fondo y duración. No obstante, dejó algunas arrancadas destacables y no fue un toro nada fácil. Desde mitad del recorrido, la ayuda de los directores de lidia con los capotes y el buen trato de los maromeros, dándole tiempo y espacio al toro, fue fundamental para ir guiando poco a poco al toro hasta llegar de nuevo a la calle Real. La suelta se alargó durante más de una hora y, al menos, hubo que lamentar un susto a un aficionado. Finalmente, se logró enchiquerar de nuevo al toro en el cajón y la alegría inundó las calles de Yuncos.
Pasadas las seis de la tarde salió del cajón “Cucurucho” de la prestigiosa ganadería de Victorino Martín. El toro afrontó desafiante y más pausado el tramo inicial de la calle Real. Sin embargo, tras completar el primero de los giros, el de Victorino comenzó a apretar, alcanzando en el final de la calle a un joven que cayó al suelo. En ese momento, el de Victorino arreó hacia otra calle, sorprendiendo a corredores y maromeros, y alcanzando a varias personas, que resultaron heridas. Algunas por golpes y caídas; y un hombre, el más grave y con el que se ensañó el toro tras voltearlo y herirlo por asta de toro, que sufrió una “cornada de 25 centímetros en el muslo”. Se vivieron momentos de auténtico pánico y los heridos tuvieron que ser atendidos por las ambulancias con urgencia. Afortunadamente, el toro fue reconducido con rapidez para continuar con el recorrido previsto; sin embargo, desde lo ocurrido, todo adquirió aún más importancia. El toro, que tuvo mucha seriedad y fondo, mantuvo el interés y la emoción durante toda su suelta. La primera mitad fue la más exigente y complicada, puesto que el toro resultó algo más reservón en algunos momentos y hubo que jugársela para provocar sus arrancadas. Sin embargo, cuando el astado se arrancaba, este se entregaba y lo hacía con todo. Con fuerza y mucha emoción. Pero de mitad en adelante, la suelta tuvo otra dinámica. El toro comenzó a apretar y no frenó casi hasta el final. Fue casi imposible aguantarle el ritmo y ahí demostró el de Victorino el fondo que tenía dentro. Con la boca cerrada, y entre el entusiasmo y la emoción de los allí presentes, “Cucurucho” fue enchiquerado de nuevo en el cajón casi una hora después del inicio de su suelta. La emoción en ese momento desbordó la calle Real y el ganadero Victorino Martín acabó manteado por los miembros de la Asociación Taurina “Toro Enmaromado Yuncos” con un espectáculo de fuegos artificiales de fondo, y la ovación unánime de los aficionados.
De nuevo, un año más, San Blas no defraudó a nadie. Desde Arribes Taurinas deseamos una pronta recuperación a todos los heridos, y especialmente al de mayor gravedad.
AMPLIACIÓN / Un hombre sufre «una cornada de 25 centímetros en el muslo» en Yuncos