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Tras romperse el paseíllo (en torno a 25.000 espectadores, según el diario «Aplausos), el diestro Enrique Ponce saludó una fuerte ovación (donará sus honorarios a los afectados por el terremoto del pasado mes de septiembre), aunque este la compartió con sus compañeros y rivales. Más tarde, formaría un «lío» al octavo toro de la tarde, el «de regalo», saliendo a hombros de la Monumental de México. Sin embargo, la presentación de la corrida fue inaceptable.
- Primer toro: herrado con el número 171. Salió suelto, con fuerza, a su salida. El rejoneador Jorge Hernández completó una actuación variada, aunque la faena no acabó de romper. Detalles sueltos, destacando la ejecución de varios pares al violín. Sin embargo, se precipitó con el rejón de muerte, sufriendo un susto sin consecuencias graves. Fue silenciado, tras lidiar a un buen toro de «El Vergel», que se dolió con los castigos (quizás le falto mayor prontitud), pero que tuvo buen fondo y ofreció un interesante juego (trasmisión y movilidad).
- Segundo toro: herrado con el número 327. Saltó al callejón y quedó atrapado en el burladero de picadores (finalmente consiguieron resolver tan desafortunada situación). Tras este suceso, el astado, de justa presencia, acusó la falta de fuerzas (perdió las manos en repetidas ocasiones). Debido a las nulas opciones de lucimiento del animal, Enrique Ponce, no pudo terminar de ligar los muletazos. Resolvió de manera eficaz con la espada, poniendo fin a una faena deslucida, consecuencia del escaso juego del de Barralva. Palmas.
- Tercer toro: herrado con el número 349. A porta gayola el mexicano Joselito Adame, para continuar con diversas chicuelinas en los medios. Notables protestas del público, debido a la falta de trapío del animal. Inició la faena pegado a tablas, aunque en esos terrenos, el toro embistió peor. Más allá de la segunda raya, el de Teófilo Gómez ofreció más posibilidades (mayor profundidad). Sin embargo, la falta de casta y fuerza del mismo, deslució las primeras tandas. Faena de menos a más, con buenos muletazos al natural. Adame, con valor y disposición (excesivo uso de recursos), se mostró por encima del animal. Cerró su actuación con manoletinas y, sorprendentemente, entró a matar con la ayuda de un sombrero «charro». A pesar de ello, falló con el descabello, generando división de opiniones. Silencio.
- Cuarto toro: herrado con el número 322. Saltó al callejón, al igual que su hermano (lidiado en 2º lugar), sufriendo un fuerte golpe. Sin embargo, a pesar de empujar en el caballo, el astado se comportó de manera incierta en el tercio de banderillas. Lo intentó «El Payo», sin éxito, debido a la falta de emoción y entrega del de Barralva (tan sólo tuvo fijeza). Faena deslucida, sin trasmisión. Falló con la tizona, despertando las protestas de los aficionados allí presentes. Silencio tras dos avisos.
- Quinto toro: herrado con el número 419. Salió suelto, sin entregarse en el capote de Enrique Ponce. Manseó en varas, por lo que tampoco quiso emplearse en el caballo. Inició la faena, Ponce, sacándose al toro, con torería, hasta la segunda raya. Faena templada, larga y con muletazos lentos, del torero de Chiva. Entendió correctamente la condición del animal (sin humillación ni emoción), y supo acoplarse a ella. Pudo relajarse por momentos, así como gustarse delante de la cara del astado. Completó una actuación variada, con detalles sueltos y una firmeza notable. Estocada entera pero trasera, que le obligó a descabellar. Vuelta al ruedo, entre algunas protestas, tras leve petición de oreja.
- Sexto toro: herrado con el número 334. Joselito Adame volvió a asumir la responsabilidad que la plaza le exige, y se ofreció a poner los respectivos pares de banderillas. Sin embargo, durante la ejecución de uno de ellos, resbaló, quedando a merced del animal. Fue prendido por el mismo, quedando aparentemente herido y dolorido (posible herida por asta de toro). Arrancó la faena por estatuarios, frente a un astado, que fue a menos, acortando su recorrido. A pesar de ello, Adame continuó intentando que la faena cogiera vuelo. Se rajó el de Barralva, por lo que el torero mexicano decidió no alargar demasiado su actuación. Silencio.
- Séptimo toro: herrado con el número 319. De menos a más, el de Teófilo Gómez, durante los primeros tercios. Buen inicio de faena de «El Payo», llevando la embestida del animal hasta el final del muletazo. Dejó detalles al natural, así como varios cambios de mano, con torería y verdad. En el tramo final, el diestro acortó las distancias, debido a la falta de entendimiento y fijeza del toro. Estocada efectiva, tras pinchazo, que le sirve para cortar una oreja, tras una importante e interesante actuación.
- Octavo toro («de regalo», a manos de Ponce): herrado con el número 439. Comenzó la faena, Ponce, sacándose al toro a los medios, exigiéndole por abajo. El animal, de incierto comportamiento en los primeros tercios, permitió que Enrique pudiera ofrecer, una vez más, su amplio repertorio. Toreó al natural, en redondo. Ejecutó varios cambios de mano sensacionales, lentos. Sintiéndolo. Finalizó con la ya conocida «poncina», entre gritos de ¡torero, torero! Estocada entera, pero defectuosa. A pesar de ello, dos orejas y petición de rabo para Ponce, ante un toro premiado con el arrastre lento (quizás, excesivo. Fue a más, tuvo duración y nobleza, pero no fue un toro completo en los tres tercios).
- Crónica vía: @David_Taurino_
- Fotografía vía: @LaPlazaMexico